Menos regulación y más innovación: la gobernanza de la IA en Japón

La estrategia de gobernanza de la inteligencia artificial (IA) de Japón para 2025 marca un cambio con respecto a los llamamientos iniciales para una normativa más estricta sobre esta tecnología. 

En vez de un marco regulatorio que controle las plataformas tecnológicas y las transferencias de tecnología avanzada, el país asiático ha optado por un enfoque más pragmático, que refleja la evolución de las actitudes por parte de distintos sectores hacia la regulación de la inteligencia artificial..

A principios de 2024, el equipo del Partido Liberal Democrático dedicado a la evolución e implementación de la IA propuso siete directrices regulatorias para la «promoción responsable de la IA». 

Sin embargo, en medio de la reconsideración global de una regulación rigurosa de la IA a finales del mismo año, el Grupo de Estudio de Políticas de IA de Japón anunció un informe provisional a inicios de febrero, que describe una visión regulatoria mucho más flexible. 

El gobierno quiere convertir a Japón en «el país más favorable a la IA del mundo», favoreciendo un marco regulatorio más flexible que el de la Unión Europea. Este marco se basa en la legislación sectorial existente y en la mitigación voluntaria de riesgos por parte de las empresas, en lugar de regulaciones generales específicas para la IA. 

A finales de febrero, el gobierno nipón presentó un proyecto de ley de IA que promueve la investigación, el desarrollo y el uso de la IA. El proyecto impone una sola obligación simple y sin sanciones explícitas al sector privado para que coopere con las iniciativas oficiales de IA. De promulgarse, se convertiría en la primera legislación integral sobre IA del país.

La competencia mundial por la IA es uno de los motivos de este enfoque

Los primeros intentos de regulación de Japón señalaron su alineación con Estados Unidos en la «geopolítica tecnológica». 

En 2023, el entonces presidente estadounidense Joe Biden anunció una orden ejecutiva integral para el desarrollo responsable de la IA, seguida de más de 120 proyectos de ley de IA para su consideración en el Congreso. El “libro blanco de Japón”, publicado por el gobierno, se hizo eco de las normas regulatorias impulsadas por EE. UU.

Pero en enero de 2025, ocurrió un evento disruptivo: la startup china DeepSeek introdujo un modelo de IA de alto rendimiento, a pequeña escala y bajo costo. En respuesta, las principales economías comenzaron a reevaluar sus supuestos regulatorios sobre el desarrollo de la IA. 

El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, derogó rápidamente la orden ejecutiva sobre IA de Biden, alegando la necesidad de «eliminar las barreras al liderazgo estadounidense». Europa también cuestionó el marco regulatorio sobre inteligencia artificial de la Unión Europea a través de su Informe Draghi. 

El cambio de Japón en cuanto a la gobernanza de la IA se produjo en medio de este panorama.

El enfoque flexible del país asiático permite que la innovación en inteligencia artificial prospere dentro de los límites de la legislación vigente, reservando al mismo tiempo intervenciones específicas para abordar deficiencias importantes.

Asimismo, estos esfuerzos se alinean con la visión estratégica más amplia de Japón de la «Sociedad 5.0», que contempla el uso de la innovación digital para abordar desafíos como el envejecimiento demográfico hasta la degradación del medio ambiente.

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